Es muy sencillo:
Yo no te mando ningún “Christmas” y tu no me mandas ninguno.
Yo no te hago ningún regalo y tu no me haces ninguno.
Nos limitamos a desearnos, verbalmente, por correo electrónico o por telepatía, Fuerza y Animo para aguantar las Fiestas (se llaman así).
Este pacto no nos impide de ninguna manera, mandarnos espontáneamente, tarjetas de felicitaciones en cualquier otro momento del año, hacernos regalos auténticos o hacer gestos que salgan del corazón y no del Corte Inglés.
Así, tal vez (tal vez...):
Profanaremos menos una fiesta solar y contribuiremos a restaurar la memoria histórica de su eventual significado presente o pasado...
Desatascaremos un poco las oficinas de correo y malgastaremos menos papel, tiempo y trabajo...
Atenuaremos algo el insulto que debe representar nuestra orgía anual de glotonería y embriaguez, para los millones que se están muriendo de hambre...
Intentaremos tener el buen gusto de no ofender a los no tienen nada, con nuestros pavlovianos intercambios de (tradicionalmente inútiles e indeseadas) mercancías...
Evitaremos las depresiones y dispepsias que provocan el tener que llevar puesta una máscara de falsas emociones con la obligación de englutir sin apetito pero con fingida alegría, excesos de azucares, grasas, carne y alcohol...
Rechazaremos aún que sólo simbólicamente, la manipulación y la programación, por los medios de incomunicación, los mercaderes y sus amos multinacionales, de nuestras abyectas mentes de consumidores ...
Nos negaremos aún que sea a nivel de dignidad personal, a reforzar economías basadas en la injusticia social global, la usura y la esclavitud por endeudamento, enfocadas además en la destrucción sistemática del planeta con fines exclusivas de lucro...
Ofreceremos un mejor ejemplo a niños y jóvenes: nos verán menos glotones, borrachos, ruidosos, extravagantes, hipócritas y borregos como otros años...